CARTAGO Y SU ARCHIVO
Por Alonso
Molina Corrales
El miércoles 12 de agosto pasado, el auditorio de la
Casa del Virrey en Cartago se llenó con personas de todas las condiciones,
interesadas por lo que pudieran decir sobre la historia regional, los
investigadores Renzo Ramírez Bacca y Alexander Betancur Mendieta, invitados
especiales al evento de cierre del “Encuentro de las Ciudades Robledanas”, en
el marco de la conmemoración de los 475 años de fundación de la población norte
vallecaucana.
Era una feliz coincidencia hablar de historia
regional en la Casa del Virrey, donde se aloja el importante archivo histórico
de Cartago, receptáculo de los documentos que dan cuenta de un devenir rico e
inexplorado; testimonios de un pasado que no aparece en la mayoria de los
radares de la actual historiografía nacional.
Alexander Betancur Mendieta lo dijo coloquialmente,
cuando inició su charla, al reconocer que a pesar de haber crecido en la región
–vivió en Dosquebradas- y haber sido profesor universitario en Pereira, nunca
visitó la Casa del Virrey y mucho menos el archivo.
A partir de ahí, su disquisición se orientó a señalar
el reto ineludible de conocer nuestro pasado y la lección poderosa que subyace
en él; al entender que nada es eterno, que todo cambia y que el presente
nuestro es muy diferente, si se compara con lo pretérito y muy seguramente con
lo que será el futuro.
Entender, por ejemplo, que el Cartago de hoy es uno,
pero en el pasado su papel fue diverso; gracias a la tarea de contestar
preguntas tales como para qué la fundaron, por qué se traslado, qué pasó con
sus gentes, de qué vivían aquellas; por qué siendo tan vieja, otras ciudades
más jóvenes obstentan una mayor jerarquía urbana. Saber, por ejemplo, cómo
sobrevivieron Cartago y las demás poblaciones, nacidas de la actividad
fundadora de los Conquistadores, a las mutaciones político administrativas
impulsadas por los Borbones y que trajeron consigo los “gateos” republicanos y
a los ciclos ecónómicos, que juntos determinaron períodos de esplendor y
decadencia.
Lo anterior; que se puede denominar el carácter
histórico de las ciudades y de las demás invenciones que humanas; el tener
consciencia que nada es eterno; dijo Betancur Mendieta, es muy útil, pues
reduce a las proporciones justas la guerra y los conflictos de todo tipo, en un
momento donde Colombia busca la paz.
Coincidiendo con Betancur, Renzo Ramírez Bacca,
resaltó el valor histórico de Cartago y de su archivo histórico, y agregó que
no parece valorado en la misma forma por la academía, por estar la ciudad y su
devenir, en los límites historiográficos entre el Valle del Cauca y el centro
occidente de Colombia. Lo que algunos llaman el eje cafetero o también la
región caldense.
La más evidente manifestación de esa circunstancia,
es que en la actualidad se reduce Cartago a lo que es hoy y a su papel dentro
del actual sistema de jerarquías urbanas. Lo cierto, dijo Renzo Ramírez Bacca,
es que Cartago tiene una historia que va más allá de su inclusión dentro del
departamento del Valle del Cauca.
Centro de abastecimiento, fundación hispánica, punto
de acopio de la actividad minera, enclave militar, puerta hacia la Montaña del
Quindío, capital esclavista y frente de frontera, son los papeles jugados por
Cartago a lo largo de su historia y recogidos en los documentos que reposan en
su archivo y en los de Popayán, Bogotá, Buga y Cali. Por eso, la importancia de
la urbe en el actual quehacer historiográfico es relevante. Allí está uno de
los más importantes archivos de la región y quizas el único capaz de ser útil
para los investigadores, gracias al esfuerzo de las administraciones públicas
municipales y en especial, al oficio de hormiga de Betty Valencia, su
directora.
Ese valor lo han entendido la comunidad de
historiadores y aficionados que se nuclean alrededor de la maestría de historia
de la Universidad Tecnológica de Pereira y de la Academia Pereirana de
Historia, que trabajan con el archivo de Cartago, en iniciativas como el
Encuentro de las Ciudades Robledanas y acuden siempre a las convocatorias que
se hacen desde la Casa del Virrey.
Por eso, parece apenas lógico que el archivo de
Cartago sea estratégico para que la Maestría de Historia de la Universidad
Tecnólogica de Pereira o cualquier otro programa de historia o de ciencias
sociales, pueda fundar una tradición investigativa sólida orientada hacia la
historia regional; mientras Risaralda y su capital den el paso de crear también
el suyo.
Bien por estos importantes pasos.
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