jueves, octubre 02, 2008

Desde Las Termópilas

¿POR QUÉ MEGABUS DEBE ESTAR INCLUIDO EN LAS OBRAS DEL SESQUICENTENARIO?

Por Alonso Molina Corrales

Aprovechar la celebración del Sesquicentenario de Pereira, para incluir en el paquete de obras propuesto para la efeméride, aquellas que impliquen ajustar el actual Sistema de Transporte Masivo Megabus como verdadera columna vertebral del futuro desarrollo urbano de la capital de Risaralda, es una gran oportunidad, que también debe servir para dimensionar sus futuros desarrollos, con el criterio de que contribuyan a la construcción de una mejor ciudad en términos de más velocidad, más capacidad transportadora, más espacio público, más zonas verdes y más aire puro. Es decir, más bicicletas y caminantes.

Para nadie es un secreto que la forma como debió planearse y ejecutarse el mencionado proyecto, debido a las exigencias del Gobierno Nacional como socio mayoritario y las limitaciones presupuestales del municipio, generaron una especie de choque entre lo que esperaba la ciudadanía de Megabus y lo que en un principio se ha ofrecido, amen de los impactos negativos iniciales generados por éste en la movilidad de los usuarios del transporte público – deterioro de las frecuencias y tiempos y desaparición de rutas – y reducción de la malla vial dispuesta para el uso y goce de los propietarios de vehículos particulares.

Tampoco se le escapa a nadie, que con todo lo criticable que pueda tener Megabus en esta primera etapa, es hoy por hoy una de las más importantes obras públicas, que pone a la ciudad como pionera a nivel nacional y le aporta una herramienta crucial para su desarrollo urbano, si logramos que lo hasta hoy construido se convierta; gracias a ciertas intervenciones físicas y procesos de animación cultural dirigidos a generar autorregulación ciudadana; en la columna vertebral alrededor de la cual la ciudad se transforme y se haga disfrutable para todos sus habitantes. Ese mismo criterio deberá instruir la proyección, ejecución y operación de los nuevos ramales que, según la evolución de la operación comercial y financiera, deberán construirse en la calle 17 y las avenidas de las Américas y del Río.

Entrar a solucionar conflictos como los que afectan la movilidad en las avenidas 30 de Agosto y del Ferrocarril; con puentes o semáforos peatonales y calzadas de servicio, por ejemplo; y la ejecución de las intercepciones requeridas para articular el sistema en consideración a las necesidades de la ciudad y no de los intereses del Ministerio del Transporte, podrían ser algunas de las obras físicas pertinentes.

Lograr lo anterior implica recursos que, en condiciones normales, no se encuentran a la vuelta de la esquina. Por eso se debe aprovechar la celebración del cumpleaños ciento cincuenta de Pereira, pues ese tipo de celebraciones deben ser aprovechadas para garantizar la ejecución de aquellos proyectos estratégicos, que siempre ceden espacio ante los más urgentes.

En carta dirigida al Alcalde Israel Alberto Londoño Londoño, le señalé que era un acierto mirar nuevamente a los ríos Otún y Consota, como verdaderos hitos articuladores del futuro desarrollo urbano de Pereira, como también lo son las cuencas de Megabus; realidades físicas que de acuerdo a su manejo, podrían ser articuladores citadinos o barreras que dividan a Pereira, como en un momento dijeron que lo eran la línea del Ferrocarril de Caldas y la propia avenida que ocupó su lugar.

Una vez más invito al debate.

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