lunes, mayo 24, 2010

Para formular política pública regional

ALONSO MOLINA CORRALES PIDE REACTIVAR
CONSEJO METROPOLITANO DE SEGURIDAD
El concejal de Pereira Alonso Molina Corrales les solicitó a los alcaldes de los municipios que integran el Área Metropolitana Centro Occidente la reactivación del Consejo Metropolitano de Seguridad, como un espacio para articular, en compañía de la academia, la sociedad civil y las instituciones del Estado, una política pública de seguridad y convivencia de alcance regional.
En carta enviada a los mandatarios de Pereira, Dosquebradas y La Virginia, el dirigente explicó que una de las conclusiones más importantes de la comisión accidental de seguridad y convivencia que coordina desde 2008, fue una proposición aprobada por el Concejo capitalino durante el foro que sobre la materia realizó en octubre pasado y que se refiere a la reactivación de la mencionada instancia metropolitana y a la adopción de los numerosos puntos en que coinciden los diversos estamentos sociales e institucionales, como insumos para la formulación de la política pública proyectada.
“La seguridad es un bien que anhelamos todos y del cual somos responsables los habitantes del Área Metropolitana Centro Occidente, pues la delincuencia opera en esa dimensión y su accionar hace parte de los “hechos metropolitanos” que debemos reconocer, enfrentar, regular o combatir”, precisó Molina Corrales, quien en compañía de sus colegas los concejales Fernando Arias Cardona, Juan Pablo Gallo Maya, Milton René Chávez Molina y Álvaro Escobar González, ha venido reflexionando sobre el tema de la seguridad y convivencia , a través de un dialogo con todos los estamentos pereiranos.

1 comentario:

guillermogaertner dijo...

Alonso, mientras no se modifiquen los patrones de manejo del tema dara lo mismo y se continuará en la misma danza que describí hace años así:

"Independiente de la discusión teórica, epistemológica, sobre la naturaleza del hecho criminal, del delito, la construcción del modelo de georeferenciación que estamos entregando tiene entre otros supuestos el de la existencia de una preocupación generalizada por el crecimiento de las tasas delictivas. Diversos medios de comunicación registran una creciente percepción de inseguridad entre los ciudadanos y el conjunto de instituciones y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales hacen estudios, producen declaraciones y emprenden acciones de respuesta para “restablecer” la seguridad, tranquilizar a los electores y sancionar o neutralizar a los delincuentes, estas decisiones se han tomado en nuestro país y se siguen tomando a partir de esquemas o conceptos esquemáticos de especial simplicidad: se recogen periódicamente las cifras producidas por las instituciones que registran los eventos de violencia y criminalidad, se comparan con las cifras que se registraron el año anterior, en ocasiones se hace la comparación con las de lustros anteriores, se calculan las tasas y se sacan conclusiones y toman decisiones globales, indiscriminadas para la ciudad o para la región, prohibiendo el parrillero masculino, restringiendo los horarios nocturnos para los establecimientos de diversión, realizando planes desarme.

Esas medidas convertidas en “rutinas” político-administrativas no toman en cuenta los efectos de las mismas en el campo del respeto de los derechos humanos, en las mesas de seguridad a las cuales fuimos invitados y en las cuales participamos, la pregunta acerca de ¿cuánto puede sacrificarse de libertad en aras de la seguridad? fue considerada como algo gracioso, interesante, un “chiste” , el discurso académico era escuchado pero no atendido. La comprensión del hecho criminal tal como la hemos podido apreciar en nuestra participación en foros, simposios, documentos, noticias, programas televisivos, en los medios político-administrativos en los cuales se toman decisiones en esta materia, es una comprensión inculta, elemental, no trasciende más allá de la consideración de que delito es como lo define el Código, toda conducta típica, antijurídica y culpable, y que esas conductas cuando pasan de ciertos niveles (Las tasas sustentables y las soportables del crimen) deben ser combatidas con rigor y en esa lucha contra el crimen se compromete una buena parte del presupuesto, se satisfacen clientelas, se mueven algunos sectores de la economía y se mueve además generales, coroneles, mayores de acuerdo al sube y baja de las tasas que arrojan los registros divulgados de manera escandalosa por los medios locales." (Ponencia presentada en el primer encuentro de Observatorios del Delito convocado por la DIJIN y reunido en la ciudad de Bogotá).

Saludo cordial y animo, hay que insistir.


Guillermo