lunes, julio 31, 2006

El Correo #26


Pereira, Julio 31 de 2006 #26
Apuntes del editor
Asuntos que preocupan
A medida que se conocen los alcances de la reforma tributaria del Presidente Álvaro Uribe Vélez y de su Ministro de Hacienda Carrasquilla, el horizonte para millones de colombianos se oscurece; el de los colombianos que pelean por no despeñarse más allá de la línea de la pobreza y de los colombianos desposeídos que se niegan a ser contados entre la suma creciente de indigentes. Sorprende el cinismo con que encaran el innoble reto de aniquilar los sueños de los necios que le apostaron a cuatro años más de lo mismo y de los que no lo hicimos y fuimos aplastados por la gran conspiración mediática, que ahogó el debate y nos metió a Uribe por ojos, oídos, nariz y boca. Carrasquilla llega al Capitolio a presentar su proyecto, acompañado de cámaras de televisión y de un gran séquito, que secunda las acciones del régimen, en procura de las migajas que caen de la alta mesa.
El gobierno dice que el proyecto le apunta a una reforma tributaria neutra, porque no implica nuevo ingresos para el Estado. Pero tampoco para las clases medias y para la pobrecia; por el contrario, la iniciativa los pone a pagar IVA en la comida y aumenta la base de ciudadanos cuyos salarios serán objeto de la retención en la fuente. ¿Si eso es neutro, cómo sería entonces una reforma orientada a recaudar más y mayores impuestos?
Lo más grave es que nada se puede esperar del Congreso de la República, donde la mayoría uribista es decisiva y al parecer, actuará con la precisión de un reloj suizo y sin consideración ninguna con los sectores sociales amenazados por la iniciativa.
La nueva Presidente de la rama legislativa, Dilian Francisca Toro Abadía, ha dicho que brindará todas las garantías, pero hay pesimismo. Sin embargo, el Polo Democrático Alternativo anunció que presentará su propio proyecto de reforma tributaria, eliminando el IVA para todos los artículos de la canasta familiar y a todas las operaciones de sus cadenas productivas respectivas, lo que asegura al menos una discusión enriquecida, donde tendremos que participar todos los estamentos sociales.
Claro, previendo que la docilidad del Congreso de la República no será una virtud de la opinión que se expresa a través de los medios de comunicación, el proyecto de reforma tributaria, alegando la protección a la libertad de prensa, no grava con el IVA a los periódicos, con lo cual los condiciona y el Gobierno Uribe hace carambola, pues en la mayoría de los casos, estas casas editoriales tienen intereses e inciden en la televisión incidental y por suscripción, en la radio y en otros medios alternativos… Los mismos que le aseguraron la reelección al mandatario. ¿Gratitud o prevención?
BAGATELAS
Periodismo para la memoria

Por Alonso Molina Corrales

Por estas épocas de reforma tributaria, no dejan de venir a mi memoria, los hechos que constituyeron la llamada Revolución de los Comuneros, entre finales de 1780 y marzo de 1782 y que fueron motivados, justamente, por la imposición de nuevos tributos, para financiar la guerra que la corona española sostenía con Inglaterra.

Uno de los momentos más importantes, fue el levantamiento en la ciudad del Socorro, el 16 de marzo de 1781, alentado por una mujer llamada Manuela Beltrán, que rompió el edicto fijado por el Regente Visitador Don Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, para anunciar los nuevos gravámenes a productos de consumo generalizado.

Luego, pasó de todo: Los ejércitos realistas fueron arrollados por la horda de campesinos y artesanos, que enardecidos marcharon hacia Santa Fe de Bogotá, gritando “Viva el Rey y muera el mal gobierno”. Con dificultad, los alzados fueron convencidos de negociar en Zipaquirá, a instancias del Arzobispo Caballero y Góngora, quien con su presencia bendijo unos acuerdos que beneficiaban a los Comuneros y con su silencio se hizo cómplice de su incumplimiento por parte del Virrey Manuel Antonio Flórez. Los líderes del movimiento fueron procesados y ejecutados en forma cruel, para escarmiento de las presentes y futuras generaciones. Imposición, engaño, traición y represión, ya eran entonces protagonistas de nuestra historia patria.

Pero hoy no podemos hablar de imposición, de engaño, ni de traición, pues el gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez hará en materia tributaria, lo que siempre dijo que quería hacer y no había podido, incluso con referendo de por medio. Ahora, con el aval que le da esa aplastante y según los hechos, inerte mayoría, el Jefe del Estado se prepara para dar otra vuelta a la tuerca, con la frialdad del odontólogo: una reforma tributaria del tamaño de sus sueños.

Como anestesia, ofrece devolver el IVA que se recaude a los estratos 1 y 2, a través de cheques girados a las familias inscritas en el Sisben y que seguramente serán entregados en el marco de los Consejos Comunitarios de Gobierno, con lo que esos encuentros televisados serán más emocionantes, al mostrar al Príncipe derrotando la pobreza, mientras las clase media se extingue sin doliente.

¿Será que merecemos los mandatarios que tenemos?
A propósito de una visita
Un par de tintos con Alberto Salcedo Ramos *
Por Franklin Molano Gaona

-Aló, aló. Si el señor Albero Salcedo Ramos, por favor. Preguntó el periodista.

-Si con él. Quién me necesita. Anotó Salcedo del otro lado del teléfono.

-Cómo le va. El periodista se identificó con su nombre completo y su actual ocupación e indagó a Salcedo por un espacio en su agenda del día siguiente con el fin de hablar y realizarle una entrevista.

-Hombre muy agradecido. Veámonos ahí en la Feria del Libro. En el pabellón G, a eso de las 6:00 de la tarde. Allí te espero, y sin decir más colgó.

La cita se acordó minutos antes de la lectura del más reciente libro de Juan José Hoyos, brillante cronista de Medellín, que se dio a conocer en el escenario periodístico con una entrevista a Pablo Escobar Gaviria, a quien magistralmente Hoyos desnudó como uno de los capos del narcotráfico más importantes del mundo.

El encuentro entre Salcedo Ramos y el periodista se dio en Bogotá en un atardecer frío y con amenaza de lluvia y en medio de una deslucida Feria Internacional del Libro, que ese año no había traído a figuras literarias de renombre ni mucho menos conferencistas que convocaran el lleno de público en las salas.

Al llegar al lugar acordado, el joven comunicador buscó a Salcedo y lo halló a pocos metros de la entrada del pabellón G. Estaba sentado en una mesa redonda conversando con personas, que tenían en común, chaquetas largas y oscuras para espantar el frío y un deslumbrante conocimiento sobre la literatura Latinoamericana.

Sin vacilar, el periodista se presentó y al único que saludó de mano fue a Salcedo Ramos.

-Tráete una silla y conversamos. Anotó Salcedo.

El comunicador se acomodó, sacó su libreta, destapó su espero y desenfundó su grabadora marca Sony de color gris.

-Y de qué vamos a hablar. Preguntó en tono firme Salcedo.

-Quiero que hablemos sobre sus personajes, cómo los encuentra y qué técnicas utiliza. Replicó de inmediato el escritor.

Salcedo Ramos saltó a la crónica con textos que rescatan personajes del deporte que en su momento fueron ídolos pero que la memoria y la prodigiosa pluma de este barranquillero de 44 años de edad se niegan a olvidar. De él se conoce El arbitro que expulsó a Pelé, ganador de un premio de periodismo Simón Bolívar y El Oro y la Oscuridad, semblanza del boxeador Antonio Cervantes ‘Kid’ Pambelé, por citar algunos de sus manuscritos.

Salcedo se acomodó de nuevo en la silla y lo primero que dijo fue: “En el caso de la escogencia de los personajes hay que provocar cierta familiaridad que surge entre los personajes y el cronista”.

Minutos después cruzó su pierna derecha sobre la izquierda y sentenció: “el narrador debe entrar en esa entraña que rodea al sujeto. En su alma y debe lograr descifrarla con el fin de que el lector conozca esos episodios que quizá la gente no conoce. El narrador debe dejar en el papel esa dosis de bondad y de maldad del personaje. Para contar buenas historias se necesita de esas dosis de maldad que ofrece el personaje, maldad que por supuesto también tiene un límite”.

Y en ese punto se detuvo y le advirtió al periodista: “¡Ojo no se trata de linchar al personaje, ni de fusilarlo ni menos colocarle una aureola! No, debe ser una mezcla entre Superman y Woody Allen. Se necesita un ojo perverso. Hay que mostrar lo malo y lo bueno de ese personaje”.

Con un nuevo tinto recomendó: “Busquen personajes de extremos. Que hayan vivido mucho. Que tengan mucho para contar y muéstrenle a las personas esas personajes que han estado en lo más alto y en lo más bajo”.

Se despuntó su chaqueta, se volvió a acomodar en la silla y sugirió los siguientes pasos: “Acudan a los periódicos, las revistas y documentos. Luego vayan a la familia y los amigos y dejen para lo último el personaje. Cuando lleguen a él, no lo hagan sentir parte de su trabajo, que no sienta que con ese personaje se gana la vida el periodista. Debe eso sí, generar cierta confianza que le permita al personaje entender que además de que el periodista esta haciendo su trabajo, el periodista sienta las cosas que ese personaje siente, que el periodista se acerque pero que no haya complicidad”.

Con su mano izquierda un poco levantada, advirtió: “No se convierta en su manager o su representante. El periodista debe escribir su historia y no la que el personaje quiere que se publique”.

“Pero hay cosas duras y complejas. En alguna ocasión me enviaron a entrevistar a un compositor y la cita se acordó a las 8:00 de la mañana y al llegar a su casa me recibió con un vaso de whisky, luego empezó a agredir de manera verbal a la mujer con la que vivía….eso plantea un dilema: qué se cuenta y qué no. Esa escena yo la viví y eso quedó grabado….Pero dónde está el límite. Lo del vaso de whisky quedó. Si él sabe que yo soy periodista y voy hacia su casa y me recibe con esa bebida, creo que poco lo interesa. Lo del maltrato a la mujer no lo coloqué por respeto a ella. Lo hice pensando en ella”.

Luego de ese testimonio, al comunicador se le vino a la cabeza un episodio similar, que también le contó a Salcedo Ramos. “En alguna ocasión el periódico decidió hacerle unos perfiles a los candidatos a la alcaldía de Pereira. En esa época Luis Alberto Duque, quien luego perdió su vida al estrellar su carro particular contra un colector de basuras de la empresa de Aseo, era uno de los más opcionados. El candidato me citó en su casa a las 7:00 de la mañana, donde me recibió sin camisa.

Mientras me hablaba terminaba de vestirse y luego de 20 minutos de charla, gritó a uno de sus hijos. Lo que hice cuando estaba escribiendo la historia, fue dejar que salió a recibirme sin camisa, mientras yo veía su obeso y pálido dorso, y me reserve -por repuesto- que insultaba a sus hijos.

Los escritos de Salcedo cuentan con un gran sentido estético y literario sin transgredir y sin caer hacia el cuento. Es virtuoso. Es periodismo literario puro. No es rebuscado, es sencillo. Logra descubrir al personaje sin que sea falso. Va al grano y no traiciona las fuentes. Es un escritor muy cotidiano.

Un nuevo tinto sirvió para hablar de la lectura de periódicos. “La prensa se lee para estar enterado de lo que ocurre y muchas veces en sus páginas aparecen historias. No me satisface un periódico que informe pero que no este bien escrito. No me interesa”.

El encuentro finalizó cuando el periodista le preguntó por la poesía y en ese instante a Salcedo Ramos se le abrieron los ojos: “la poesía me gusta y me seduce, pero la mejor poesía es la que va fluyendo de manera poética. Soy enemigo de la poetización, sobre todo cuando no tiene nada que ver con la historia, “……El sol a los lejos del horizonte…..”, esa es una postal. La poesía enriquece la forma y puede estar en todo. Hay que saber juntar el periodismo y la poesía”.

* Salcedo Ramos estará este miércoles 2 de agosto en el auditorio de Comfamiliar del centro de Pereira donde ofrecerá una conferencia con motivo del día del periodista

Desde el Andarivel
Padres e hijos
Por Carlos Victoria
La moralidad de estos tiempos es cualquier cosa. En nombre de la libertad y otras férulas, el hegemon arremete contra pueblos insumisos. El hambre pulula, aunque las cifras del crecimiento económico traslapen espejismos. En 1958 Camus sentenciaba que cada uno para justificarse, se apoya en el crimen del otro. En fin, la moral en las actuales afugias resulta una mercancía más, un producto con muchos aspavientos pero digerible. Es más: Dios es el comodín para justificar hasta la desgracia humana.

Tal vez por largo tiempo los colombianos y colombianas, por venia de una cultura con sus luces y sombras, estábamos a la espera de que algún día un sacerdote raso asumiera su condición de procreador, cuestión inevitable pero disimulable. Así fue. El nombre no nos importa, ni las circunstancias. Aquí lo que vale es que este religioso –abrigado en Santander- abrió el confesionario de sus culpas para dejar ver ese ser humano con su descendencia terrenal.
El pastor de marras – ahora expulsado del infierno patrio - ha dejado en pié un hecho incontenible: ha llegado la hora para que la iglesia católica se reinvidique ante su feligresía y deje a un lado la doble moral que la desprestigia. Ayer fueron los escándalos en Estados Unidos y otras sociedades conservadoras. Hoy puede ser cualquier pueblo de Colombia, donde los santos varones asuman sin pena ni gloria el predicado de su papel de reproductores, con su descendencia de niños y jóvenes de apellidos postizos.
Aquí en la comarca por doquier se tejen historias, rumores y chismes, como parte de la censura social que discurre por debajo de la mesa, a la sazón de la esfinge del moralismo anodino que nos caracteriza, tanto hacia los reverendos, como de ellos hacia nosotros. Es explicable en una sociedad crucificada por el miedo y la falta de carácter para asumir sin desparpajo lo que somos finalmente: un conglomerado humano con aberraciones y flaquezas, con sus ruidos y silenciosos perversos.
Por supuesto que no hay nada nuevo en este tipo de hechos. Es decir de estos curas-padres. Lo canalla, para los fieles que acuden a los servicios religiosos católicos, es que el canal de comunicación de Dios con el ecosistema espiritual esté plagado de pastorcitos mentirosos. Convivencia clandestina y marrullera, ante su temor de ser juzgados – moralmente – por los hombres; porque de la justicia divina no nos consta nada. Habrá que repetir con el legendario Patxi Andion “Padre Pueblo haznos caer en la tentación de la libertad”. Esa que solo reclamamos para confesarnos en público.
No es el tono inquisidor de los jerarcas, ni la balbuceante condición de nuestra prensa, ni mucho menos los golpes de pecho de los moralistas de cartel, lo que apagará el incendio de la carne clerical. A futuro es probable que hilemos por un camino menos alucinante. Una reforma profunda, pero humana y de calado liberal, que le abra paso a un sacerdocio sin castos pero tampoco de discípulos camuflados. Por lo pronto me caso con aquellos y aquellas (digo religiosos y religiosas) que sin aspavientos no viven del cuento. Viven para el cuento, que es otra cosa. Los demás construyen una realidad social cada vez más telúrica, pero irrisoria.
El sueño en vigilia

Diccionario de la Irreal Academia de la Lengua Viperina

Por: Álvaro Camacho Andrade

Alicante: Pedirle al turco Alí que interprete una canción
Aramea: Hace sus necesidades mientras trabaja en la huerta
Cacorreo: Ladrón encarcelado
Contesta: Inteligente
Dádiva: Entrega una diosa
Decapitar: Pitar diez veces
Decena: Invite a comer
Decomiso: Paseo de olla
Depresión: Olla pitadora
Despista: ¡Por favor da vía!
Docentes: Un par de seres
Estúpido: Muy espeso

camachoalvaro@yahoo.es
AGRADEZCO EL REENVIO DE ESTE MATERIAL Y LA PRESENTACIÓN DE NUEVOS CORRESPONSALES. TAMBIEN ESPERO COMENTARIOS Y APORTES PARA ENRIQUECER ESTE CORREO Y ESTE DIÁLOGO.
alonsomolinacorrales@yahoo.com

1 comentario:

Unknown dijo...

Alonso, Me alegra que hayas actualizado el blog. Si haz visitado la nueva versión web de El Tiempo, en la sección de blogs hay novedades muy interesantes para audioblogs, videoblogs y piesno que puedes aplicar a tener enlaces desde allí

Un saludo para ti y tu fabuloso equipo,

HR