miércoles, mayo 10, 2006

El Correo #15

Pereira, mayo 8 de 2006 # 15

No podemos callarnos, la felicidad es mucha…

LA EMISORA CULTURAL CUMPLE DIECISEIS AÑOS AL AIRE

La Emisora Cultural “Remigio Antonio Cañarte”, cumple el próximo lunes 15 de mayo 16 años, y como radio adolescente de Pereira, se merece una gran celebración, toda vez que durante este tiempo ha contado con la compañía de un gran número de oyentes en el occidente colombiano.

Por tal razón, se ha diseñado para el viernes 12 de mayo, una programación especial y en vivo desde el Auditorio Lucy Tejada ubicado en el Centro Cultural que lleva su mismo nombre, desde la 1:00 de la tarde hasta las 9:00 de la noche.
Dicho evento contará con la presencia del público, de oyentes y de quienes han hecho parte de la RAC durante su historia.

La Emisora Cultural "Remigio Antonio Cañarte", es única en su género en la ciudad de Pereira y en la región. Desde hace 16 años difunde las diversas manifestaciones artísticas y culturales tanto en la ciudad como fuera de ella. Cuenta con una gran fortaleza que gira en torno a una comprobada audiencia, con oyentes en los departamentos de Risaralda, Caldas, Quindío, Norte del Valle del Cauca, Sur de Antioquia y Sur Occidente del Chocó, amplia zona del centro - occidente del país hasta donde llegamos a través de la frecuencia 97.7 FM, con 5 kw de potencia nominal.

Esta Casa Radial conserva el primer lugar de sintonía entre las emisoras de Interés Público en el género Cultural, con un crecimiento de 8.6 % de audiencia, según el Estudio General de Medios realizado para el segundo semestre de 2005 por la firma Napoleón Franco, que tomó una muestra en las principales ciudades del Eje Cafetero y Norte del Valle.
BAGATELAS*
Periodismo para la memoria

Por Alonso Molina Corrales

Un príncipe que desee el éxito en su cometido como conductor de un Estado, debe tener, según lo dijo en su momento Nicolás de Maquiavelo, unas características psicológicas especiales, que le permitan sustraerse de sentimentalismos, cuando son una carga indeseable en el trance de tomar decisiones políticas.

Surge entonces la leyenda del témpano de hielo en el mando, del inconmovible estadista. La mano que no tiembla al firmar un decreto que compromete la suerte de muchos e incluso a veces significa la vida o la muerte de miles. El ser de carne y hueso que no suda, que no tiene vida privada y que ha convertido el poder en su única amante; los demás individuos que irrumpen en su intimidad, solo son números destinados a aliviar algunas urgencias de la ineludible condición humana.

Alberto Lleras Camargo, luego de su paso por el poder, mutó su aire bohemio y el tumbao intelectual, propios de los periodistas noctámbulos de la Bogotá del segundo cuarto del siglo XX, por el del tecnócrata indispensable, para luego congelarse en la pose del estadista de talla hemisférica, lejana, glacial.

A pesar de su avanzada edad, el expresidente Alfonso López Michelsen aún conserva esa especie de distancia ante sus semejantes, que lo hicieron un clásico exponente de la frialdad de los destinados a dirigir. Parece que a todas horas tuviera en su mano el vaso de whiskhy en las rocas, su atuendo de lord inglés en Balmoral y en sus labios una frase para agitar el adormilado palenque de la política doméstica.

Mi primer encuentro con César Gaviria Trujillo fue igual de polar y a eso ayudó el hecho de que Pereira se derretía en uno de sus aguaceros apocalípticos. Luego supe que la frialdad en su quehacer político le había permitido tomar las mejores decisiones y adoptar las más acertadas posiciones, para sobrevivir en un mundo donde otros ya estaban mandando desde mucho antes y los demás habían perecido o renunciado, traicionados por sus nervios.

Esa leyenda sobre su gélida personalidad pareció ser confirmada, cuando afrontó con valentía difíciles momentos en su calidad de ministro y luego de jefe del Estado.

En ese sentido, podría decirse que el político pereirano es un exponente del estadista duro y frío, alejado de las angustias que vulneran a los demás mortales.

Pero, luego de verlo como doliente en el sepelio de su hermana Liliana Gaviria Trujillo, uno se da cuenta de que realmente la virtud laureada por Maquiavelo se refería a la fortaleza y a la dignidad ante la adversidad. Flaco servicio le haría a la nave del Estado un capitán devastado, sobrepasado por la dureza de los acontecimientos.

Lo vimos llorar en compañía de su sobrina, sus hermanos, sus amigos y quienes lo acompañamos en forma solidaria, pero lo sentimos digno ante la tragedia que al parecer los persigue. Con la frente en alto y sus pómulos húmedos, se mostró humano y fuerte, vulnerado pero dispuesto a la lucha; en síntesis, estuvo erguido, como corresponde a un estadista.

Templanza, mucha templanza.


*”Bagatelas, periodismo para la memoria”, se emite en el boletín cultural de la Emisora Remigio Antonio Cañarte (97.7), los miércoles y viernes a las 5:00 de la tarde.

Las viñetas de Verón

EL TRAUMA DEL EMIGRANTE

Por Alberto Verón*
Especial para El Correo

LUNES 10 DE 2006 DE CUALQUIER MES.

Querido diario, poco saben los que esperan las remesas en Pereira o llevan la chirimía al aeropuerto de Matecaña cuando reciben a sus seres queridos, del drama que atraviesa a estos hombres y mujeres que atestan con sus acentos quindianos, quinchianos, biquebradenses o cubanos de Pereira el prolongado laberinto del metro de Madrid.

En ocasiones llegó a alucinar que con tanto colombiano en el metro estoy viajando en Servilujo o en Urbano Cañarte, solo que quien canta no es un jazista eslovaco sino un desplazado de las montañas antioqueñas. Resulta increíblemente doloroso como todos los detritus humanos que la globalización expulsa de sus lugares de origen convergen de algún sur a algún norte, y que ese sistema de desplazamiento y nomadismo se replica en los semáforos de la calle 14 o en la Avenida de la Paz de Sevilla.

Pero no quiero querido diario perder el hilo de este capítulo sin número. Viajo con ellos aunque no soy emigrante como ellos. Corro a su lado entre una y otra escalera de esa babel que es el metro. Por allá, en una de sus bocas un virtuoso del acordeón vallenato ¡quizás hasta rey del género sería ¡toca su instrumento, mientras la gente pasa a su lado. En otra boca un músico del Magreb, y en la otra un ruso. No se necesita traer mp3 pues en el laberinto del metro están todas las músicas del mundo, tocadas por quienes no tienen de escenario los teatros de la Gran Vía o de Barcelona, sino el techo protector de este monstruo que no para de moverse.

Los emigrantes entran a los vagones. No se miran aunque en las horas pico todos se acerquen, todos se toquen. Dirijo la mirada a una señora cuyo acento me es familiar: viene del norte del Valle, le mataron a su esposo, a sus dos yernos, vive con sus dos hijas viudas de 20 años y sus respectivos nietos. No tiene ya nada que la una a Colombia, no quiere volver allí, pero en Madrid se encuentra con sus hijas de ilegal. El país las expulsó pero ella no quiere volver, de seguro no volverá. Rentó un piso y trabaja en el aseo.

De vagón en vagón, de parada en parada siempre encontrarás un colombiano. Llegan como exiliados políticos aunque nada tuvieron que ver con la política; fueron víctimas inocentes, estaban en las tierras que otros necesitaban para sí. Los otros llegan como desempleados y están dispuestos a todo, a trabajar quince horas al día, de noche a noche y llegan a sus casas destrozados pero felices con los euros que en nuestro país realizando el mismo oficio, nunca ganarían.

Otra señora me cuenta: yo me quiero regresar, pero mi familia no. Yo cada quince días les envío 200, 300 euros, mientras yo acá puedo vivir con un euro al día porque la comida y la habitación la tengo donde la señora que trabaja. Imagino a sus hijos, en algún lugar de la ciudad, dándose la vida que de otra manera no podrían tener mientras esta mujer despelleja su presente, cuidando una anciana.
Las paradas del metro son muchas en esta capital del mundo que tiene más habitantes de lo que uno llega a imaginar. Salgo a la de Gran vía y el mundo pasa a mi lado. Me encuentro con una marcha, los estudiantes protestando contra la universidad empresa, y eso que acá la universidad privada se encuentra en un estadio embrionario, mínimo. Me introduzco en uno de esos sitios que la modernidad tardía fabricó y que son hoy la patria de los viajeros: un cibercafé. Al abrir la página de la universidad encuentro una presentación de duelo por la muerte de Liliana Gaviria. Me preguntó de qué murió, voy entonces a un buscador de noticias: no murió, la murieron. Colombia ya hace parte de esos países en que resulta más fácil morir por violencia que de muerte natural.

Se me agudiza lo que llevo semanas sintiendo: que desde fuera el país duele más, que todo adquiere un nombre propio: los desparecidos en los derrumbes de la región del pacífico, el asesor de Piedad Córdoba. A mi lado otro colombiano se comunica con su novia, le dice que pronto enviará por ella. Pienso que resulta muy fácil perder una novia en Madrid.

Deprimido, busco refugio en las grandes librerías de Gran Vía. Acá tampoco se ven colombianos comprando libros o leyendo. Todavía es temprano y deben estar despresando pollos en un asadero, cuidando ancianos o colgados de un andamio en la construcción. Existe algo siniestro en la globalización: a nuestros países no los necesitan para que sean productores de conocimiento o distribuidores de él. Los necesitan para que hagan la parte sucia del asunto.

De súbito me pienso como un extraño entre colombianos. Soy el único que se dedica a investigar, soy el único que no estoy acá buscando dinero. Han pasado los tiempos en que los latinoamericanos venían a Europa por el mito de la cultura, ahora es otro mito, el de la economía, el de los jóvenes que intuyen que en su país no tienen ningún lugar en el mundo. Aunque sé que afortunadamente existen muchos ( bueno, algunos, y pienso en el proyecto lumbalú de Pereira que se presenta en estos días en el festival de percusión en Barcelona) la mayoría se inserta en las partes más bajas de la cadena de la globalización.

Salgo entonces de la librería y me sumerjo de nuevo en el mar de rostros y de cuerpos del metro. Me hago un fragmento más, anónimo entre la multitud, disperso en un sistema – mundo que profundiza y perpetúa los abismos sociales.

Mi querido diario, es posible que a esta hora llegue un colombianito a Matecaña y que toda su familia vaya a recibirlo como un héroe. Y eso es, un héroe de nuestra modernidad fallida.

*Alberto Verón es un escritor y poeta pereirano, residente en España. Filosofo de la Universidad de Caldas, Magíster en Comunicación Educativa de la Universidad Tecnológica de Pereira y candidato al Doctorado en Filosofía de la Universidad de Sevilla, España. Profesor de Filosofía Política y Cultura Urbana en la Licenciatura de Etnoeducación y Desarrollo Comunitario y en la Maestría en Comunicación Educativa de la Universidad Tecnológica de Pereira. Autor de poemario “Paisaje Urbano del Siglo que Amanece” (Premio Colección de Escritores Pereiranos 2000). Coautor del libro “La Manzana Oxidada. Tres Poetas del Viejo Caldas”, 2000. Su más reciente obra es“Walter Benjamín, Pensador de la Ciudad. Usos y recepciones en América Latina. 2005.


La columna de Marulo

¿QUÉ TIENE ELLA?


Por: Edison Marulanda Peña

Hoy no deseo hablar de libros, de cine, de radio, de cultura ciudadana, de la ciudad, de escritores calvos, ni de política. Pueden tomarse el día, la semana libre estos temas, si quieren.

Hoy estoy decidido a despojarme de mi máscara de hombre serio. Simplemente quiero ejercer el derecho a la frivolidad (porqué permitir que lo acapare un sujeto como Poncho Rentería y sus amigas de la peluquería), aunque esté excluido de la carta de Derechos Humanos.

Para ocuparme de Ella -primera pista- voy a echar mano de unos versos de Neruda que ayudan a describirla: “Hay más altas que tú, más altas. / (…) Hay más bellas que tú, hay más bellas. / Pero tú eres la reina”.

Y me asalta una pregunta “filosófica”, ¿de otro, será de otro? ¡Que importa, no soy un rapaz capitalista! digo enseguida, para consolarme por carecer del refinamiento y las cuentas y los apartamentos y las empresas y el poder seductor de Don Julio Mario.

Sólo puedo mirarla por instantes -segunda pista- en las noches de lunes a viernes. He aplazado reuniones con amigos -¿qué puede haber más importante que un encuentro de amigos para hablar de viejas…lecturas, películas y fútbol?-. Es tan corto el tiempo de los planos para apreciar sus movimientos, su imagen y es tan largo mi deseo de contemplarla un po di piu, como diría Claudio Baglioni.

Es apenas mi solitaria mirada deseosa, que no alcanza al tipo de observación que tiene el estatus de la observación-participante del método etnográfico (perdón por esta mezcla); tampoco alcanza a ser el deleite del último voyeurista, que quisiera serlo por su inquietante minifalda –tercera y última pista- pero es una Misión Imposible, literalmente, porque es una mujer pública; infinidad de hombres pueden fantasear con Ella teniendo una cita. Sin embargo quiero creer que sólo yo le susurraría, con luz tenue, las palabras cómplices de Whitman: ¡Desnúdate! no eres culpable ante mí, ni usada ni inservible, / veo a través de la seda y el percal, aunque no lo quieras, / y soy cabal, tenaz, codicioso, incansable, y no podrás librarte de mí.

Ver cómo resplandece en el set del noticiero con apuntes inteligentes y su espontaneidad, es más estimulante que un debate de control político en el senado, que algunas escenas de la cinta “9 Semanas y Media”, que una indulgencia plenaria Urbi et orbe el domingo de pascua.

Ella, con su estilo impúdico, está contribuyendo a emancipar la audiencia masculina de la tiranía mediática de mujeres entrenadas en una sensualidad impostora, pero sin el condimento de la inteligencia.

¿Qué tiene Eva Rey que me perturba ahora y cada noche con el Noticiero CM&?

Si algún día la ves, por favor dile que deseo viajar a Bogotá, que quiero invitarla a una copa de vino, donde sea, cuando sea, a la hora que sea…

Una conversación con Ella debe ser una fiesta.

parlandomolto@yahoo.es


Diccionario de la Irreal Academia de la Lengua Viperina

Por Álvaro Camacho Andrade
Mi Chino

Estadios: Iglesia
Estrago: Aguardiente
Frenesí: Resalto, “policía acostado”
Hacendados: Fabricantes de dados
Manicero: Se quedó sin maní
Manicomio: Se atragantó de maní
Manimoto: Sismo dentro de un cacahuate
Marihuana: Iguana marina viciosa
Metalizado: Cohete
Miopes: Trucha corta de vista
Onomástico: No tengo dientes
Palacios: Champú
Pandémico: Alimento de harina para primates
Paraguayo: Balón de fútbol
Piamonte: Solicitarle a una monja que suba
Plátano: Sin dinero
Pringamoza: Embarazó a la amante
Receptáculo: Inodoro
Reparto: Trillizos
Simbólico: Eunuco
Sino: No tiene O
Sintéticas: Mujer de pecho plano
Talonario: Parte del pié de un alemán
Termópilas: Vasija de baterías para mantener líquidos a temperatura constante
Zalamera: Solo la sala


AGRADEZCO EL REENVIO DE ESTE MATERIAL Y LA PRESENTACIÓN DE NUEVOS CORRESPONSALES. TAMBIEN ESPERO COMENTARIOS Y APORTES PARA ENRIQUECER ESTE CORREO Y ESTE DIÁLOGO.

alonsomolinacorrales@yahoo.com

2 comentarios:

Alonso Molina Corrales dijo...

Alonso, crecen los autores y de mucha calidad. Felicitaciones!!

Anónimo dijo...

Alonso, tienes desactualizado el blog...

Hr