martes, mayo 27, 2008

Desde Las Termópilas


ANTES DE FIRMAR ES BUENO RECORDAR

Por Alonso Molina Corrales

Una de estas mañanas escuché que un periodista radial le preguntaba a un destacado dirigente uribista, sobre cuáles eran los beneficios que las administraciones del Presidente Álvaro Uribe Vélez le habían traído a Risaralda, como para justificar su invitación a firmar a favor de una segunda reelección, en desarrollo de la propuesta de referendo impulsada por el Partido de la U en tal sentido.

El interrogante tomó por sorpresa al avezado dirigente, que después de dudar, solo se le ocurrió mencionar el proyecto del túnel de La Línea y el programa de Familias en Acción, como las gestiones más destacadas del gobierno de Uribe en nuestro departamento.

La vacilación del meritorio vocero de la U no es el resultado de su inexperiencia ante los micrófonos o en la brega política, pues tiene todo el bagaje que le da una dilatada carrera pública, y mucho menos se constituye en un síntoma de alguna enfermedad relacionada con la memoria. ¿Qué tanto se puede mostrar como beneficio directo?

La mano del gobierno nacional en nuestro departamento, no ha evidenciado una verdadera voluntad política para impulsar ese liderazgo nacional de Risaralda, que hasta mitad de los noventa era real y ahora es solo un recuerdo nostálgico.

No lo digo por las obras, que más bien son pocas y generadoras de rabia y frustración, como aquella que de llamarse “Autopista del Café” pasó a “Solución vial Manizales-Pereira-Armenia” (una verdadera burla a la dignidad de Pereira). Me refiero a la forma como la presencia del gobierno nacional en Risaralda, materializada en la elección de su capital como sede de importantes institutos descentralizados por servicios y agencias oficiales, se fue diluyendo por cuenta del desmonte sistemático de las mencionadas oficinas y su reubicación en otras ciudades, como Manizales y Medellín. ¡Bien por ellas!

Hay que decir, sin embargo, que ese desvalijamiento institucional; que le quitó la supremacía a Risaralda y su capital, para que el meridiano del poder volviera a pasar por Caldas o se arraigara más en Antioquia; no es un fenómeno exclusivo de los mandatos de Uribe Vélez, pero si una expresión de lo que representa y los intereses que defiende. Desde la administración del Presidente Andrés Pastrana Arango, el mencionado fenómeno ha golpeado con fuerza a Risaralda, pues éste con el actual, comparten una visión centralista del Estado, con un fuerte sabor decimonónico.; nuñista, diría yo.

Lo irónico es que en las dos épocas, ambos mandatarios obtuvieron en nuestro departamento las más altas votaciones de acuerdo al número de habitantes; lo que no solo le debió significar a los jerarcas pastranistas y uribistas más y mejores puestos en el gobierno nacional, sino también una valoración diferente de las expectativas de los risaraldenses por parte de sus gobiernos.

Pero los votos no importaron, como tampoco pesó el triste papel que jugaron algunos congresistas risaraldenses, al votar a favor de los actos legislativos que recortaron paulatinamente las transferencias de los recursos de la Nación a las entidades territoriales, en acatamiento de los deseos de las administraciones de Pastrana y Uribe.

Nada de eso ha valió. Es como si los presidentes no hubieran recordado. Por eso, quienes se ven tentados a firmar a favor del referendo, si deben usar la memoria.

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