lunes, agosto 05, 2013

Entre el Nudo y Tatamá


Entre el Nudo y Tatamá
SESQUICENTENARIO, POLÍTICA Y DIALOGO

Por Alonso Molina Corrales
 
Comenzó el mes de agosto con su estruendo de celebración por el aniversario 150 de Pereira. Una gran programación liderada por el Instituto Municipal de Cultura y Fomento al Turismo y su directora, la doctora Adriana Vallejo de la Pava, saca la cara en una conmemoración que luce pálida, frente a lo que pudo representar como punto de llegada y de partida, en el ejercicio de reconocernos y ponernos de acuerdo en lo que deseamos para la urbe en los próximos cincuenta años y que muestra un semblante todavía peor, si la comparamos con la efeméride del legendario centenario; el gran campanazo sobre las pretensiones de la Villa de Cañarte en la segunda mitad del siglo XX. ¿Qué vamos a anunciarle al país y al mundo sobre nuestros sueños y proyectos en esta ocasión?

Pero se debe reconocer también que en esa obligada y urgente tarea de reflexión, el pecado no es haber hecho nada; por el contrario, sendos ejercicios de prospectiva y planeación recogen polvo en los anaqueles de los despachos oficiales y gremiales, así como en las universidades. Algunos, como el ejercicio de prospectiva formulado por la Universidad Externado de Colombia y el de la Sociedad en Movimiento, liderado por la Universidad Tecnológica de Pereira, fueron pensados o al menos iniciados como parte del cumpleaños de la capital de Risaralda. La falta está en no haberlos puesto en común de una manera más amplia, para que el ciudadano de a pie, el que escasamente lee, oye y ve noticias y comparte en alguna red social, pudiese discutir y contribuir a construir lo que es una meta deseable: una visión de futuro de la urbe.

Claro que el pecado es de todos. Solo como un botón para la muestra hablemos de los partidos y los políticos. Agosto es el mes que marca el inicio de la campaña que antecede a las elecciones de los miembros del Congreso de la República y es febril nuestra actividad para poner a punto los acuerdos que garanticen la fortaleza de las listas de candidatos. En el liberalismo, que es donde milito, el arranque lo determina el pacto entre Diego Patiño Amariles y Juan Manuel Arango Vélez, que nos llena de alegría y optimismo a los que seguimos a los dos dirigentes, pero que no puede ser interpretado como la unión de la totalidad de la colectividad y muchos menos, como el camino para garantizar que ésta obtenga más curules y sea en el mediano plazo, una real opción de poder en la región; un propósito que debe ser principal. Si en la mecánica política los resultados son hasta ahora pobres, más lánguidos lucen los ideológicos y programáticos. Nuestro partido aun no habla de lo que piensa de Pereira ahora, ni lo que quiere para ella en el futuro. Lo mismo parece que ocurre en las demás formaciones. ¿Se podrá predicar algo similar si hablamos de los gremios de la producción y de las organizaciones populares?

Como moño del paquete, habría que subrayar lo poco importante de un discurso o una posición frente al tema de ciudad, si somos incapaces de compartirlo, socializarlo, ponerlo en común con todos los demás pares, estamentos, partidos, organizaciones de la sociedad civil y hasta con nuestros contradictores. En Pereira, cada quien ladra por su lado y detrás de su propio hueso.

Artículo publicado en periódico La Tarde de Pereira:
http://www.latarde.com/opinion/columnistas/119260-sesquicentenario-politica-y-dialogo
 

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