viernes, mayo 15, 2009

Desde Las Termópilas

DEFENSA DEL AEROPUERTO MATECAÑA Y DE LA COMPETIVIDAD PEREIRANA

Por Alonso Molina Corrales

Mientras le asigna, vía documento Conpes, 105 mil millones de pesos del presupuesto nacional al Aeropuerto de Palestina, el Presidente Álvaro Uribe Vélez no se sonroja al supeditar la aprobación de recursos para la modernización del nuestro, a su integración operativa, administrativa y financiera con los otros aeródromos del Eje Cafetero y el de Cartago, para luego entregar el manejo de todos a un solo concesionario.

Al dar cuenta el periódico La Tarde (edición del 6 de mayo) de los resultados de una reunión que sostuvieron a comienzos del presente mes, la gerente del Aeropuerto Matecaña, nuestro burgomaestre y el Ministro del Transporte, se concluye que “…De darse la concesión, se garantizan las inversiones que desde hace diez años requiere el Aeropuerto para mejorar sus condiciones y que hasta ahora se han dado “a cuenta gotas”.

De esta manera se materializa una especie de chantaje a la ciudad, cuando se admite que los recursos necesarios para la modernización de nuestro aeropuerto por fin llegarían en la cantidad y oportunidad requerida, si aceptamos la integración y tercerización del manejo de terminal.

El alcalde Londoño de manera valiente se ha resistido a las artes persuasivas del Presidente Uribe, pero su estrategia de defensa del Aeropuerto Matecaña se basa en los resultados de un estudio de la Aeronáutica Civil, que es como mandar al gato a cuidar el queso, pues aunque ese ente especial de la Presidencia de la República no puede decir en sus conclusiones que es necesario la concesión, si dirá algo que sabemos de antemano y que es la razón por la cual el Presidente Uribe nos aprieta el pescuezo: Nuestro terminal aéreo requiere de 44 mil millones de pesos para remodelar su muelle y ampliar la cabecera de su pista, para ponerlo a tono con las exigencias técnicas y garantizar el arribo de aeronaves más grandes y poderosas.

Pero más allá del problema económico, cualquier decisión futura sobre la movilidad aérea, debe consultar realidades tales como: Que el Matecaña absorbe la mayor parte del mercado regional; que la existencia de un aeropuerto moderno y eficiente es una pieza clave de la plataforma de competitividad que deberá tener Pereira en su propósito de insertarse en los mercados globales y que la dirigencia pereirana ha sabido manejar su Terminal aéreo en forma eficiente y orientada a hacer de esa infraestructura un motor de desarrollo de la ciudad.

Si abordamos esa problemática con el equipaje conceptual expuesto, el asunto del dinero pasará a ser un punto más de la agenda y no el talón de Aquiles del cual se aprovecha el Presidente Uribe, pues nuestro propósito de corto, mediano y largo plazo, será en realidad construir nuestra plataforma de competitividad, con un aeropuerto capaz de absorber una demanda actual y creciente, como una de sus piezas. Una visión de futuro capaz de inspirarnos para defender nuestros intereses económicos y nuestra autonomía, como cuando los pereiranos de antaño, pese a la soledad de su causa y la franca hostilidad del centralismo, acometieron grandes proyectos, sin contar en el arranque con las partidas oficiales del presupuesto nacional.

La integración aeroportuaria, más que la concesión, conspira con el propósito de construir la mencionada plataforma de competitividad y me parece además, que su materialización hace parte de una gran estrategia dirigida a desplazar a las malas, el meridiano del desarrollo económico que ha cruzado por décadas a Pereira, en virtud de sus ventajas comparativas y competitivas, hacia Manizales, por medio de las conspiraciones ministeriales de un régimen indiferente a nuestras necesidades y solícito con las de Caldas, así su satisfacción ponga en riesgo el futuro de la Villa de Cañarte.

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