martes, agosto 22, 2006

El Correo #27


Pereira, Agosto 6 de 2006 #27
Apuntes del Editor
LA SEGURIDAD ES UNA SENSACIÓN
Con los lamentables atentados terroristas perpetrados por la subversión y la presencia de ésta en lugares poco habituales y reputados de inaccesibles o al menos de no recomendables para los insurgentes, como la Autopista Panamericana entre Tulúa y Buga, se confirma la tesis de que lo único que pueden brindar las instituciones del Estado a los ciudadanos, es una sensación de seguridad, si la preservación de ese supremo bien solo descansa sobre esquemas policiales y castrenses.
La incursión de las FARC en la importante arteria que comunica al centro occidente del país con Cali; cuyo tránsito era el más confortable por las especificaciones de la vía y el más seguro por su constante monitoreo y su ubicación en todo el centro del valle geográfico del Cauca; fue en verdad, una carga de profundidad contra la confianza de los ciudadanos que la frecuentan.
La especial coyuntura generada por la posesión de Álvaro Uribe Vélez como presidente reelegido y la esperada reacción de la subversión, empeñada en demostrar su capacidad de generar caos, hizo que se redistribuyera el pie de fuerza y se debilitaran aquellos flancos bien guarecidos por costumbre, como fue el caso de la autopista vallecaucana.
El anterior planteamiento es correcto, si recordamos que la guerra contra la subversión solo se puede ganar en términos militares, si contamos con tres tipo de fuerzas armadas: a) Una de carácter territorial, encargada del cuidado y vigilancia de la infraestructura; b) Una encargada de perseguir a los alzados en armas donde estén, y c) Otra, de carácter móvil, que obre como masa crítica, lista a contraatacar en los escenarios donde los insurgentes actúen y se desgasten con sus acciones bélicas.
Sin un esquema parecido, la tarea de garantizar el orden y la tranquilidad, será como tratar de evitar que el agua se vaya de un colador: si se tapan unos agujeros, el líquido se escapa por otros; justo lo que pasa ahora, con ocasión de la apertura del segundo mandato del Presidente Uribe. Se mueven contingentes de un lado para otro, confiados en una labor de inteligencia que aún deja dudas o guiados por el criterio de salvaguardar lo que en términos políticos y mediáticos sea más sensible, pero se descuidan otros, quizás más delicados.
Como el escenario ideal no es sostenible en términos económicos y el afán de lucro –tráfico de armas, de droga y demás productos y servicios bélicos que dejan grandes ganancias - sigue bombeando el combustible que mantiene viva nuestra hoguera nacional, debemos decir también que el triunfo militar está lejos y el día que llegue no querrá decir que la paz y la consiguiente seguridad reine finalmente, pues muy pronto habrán otros dispuestos a desafiar a las instituciones y a atentar contra la vida, honra y bienes de los ciudadanos, en nombre de unas inaplazables reinvidicaciones sociales que no llegan y en contra de la actitud cínica de los más poderos: “Después de mí, que llegue el diluvio”.
Por esa razón, creemos que la verdadera seguridad dispensada por el Estado, reposa en que éste mantenga el monopolio de las armas, al tiempo que lidere políticas tendientes a garantizar una vida digna para toda la población, con igualdad de oportunidades para todos y retribución efectiva al trabajo y al estudio. La mejor seguridad es la que me dispensa el hecho de hacer parte de un Estado que me permite vivir, crecer y progresar como un ser humano. Lo otro es una sensación que se diluye cuando el valiente soldado o el abnegado policía es desplazado para “tapar otro roto”.

BAGATELAS*
Periodismo para la memoria

Por Alonso Molina Corrales

Empezó agosto y ya se sienten los ecos de la celebración. Un año más suma Pereira a su historia y el 30 de agosto el contador marcará con timbres y campanas el número 143, cifra que, para algunos, no hace merecedora a la ciudad de una historiografía. Está biche, dirán quienes conciben la historia como algo sepultado bajo cientos de metros de tierra.

Sin embargo, los hechos que han tejido el recuerdo de la villa están ahí, a la vista de todos y hoy más que nunca, pues con actividad de hormiga, historiadores profesionales esculcan los archivos y no dejan títere con cabeza.

Pero en gracia de discusión, si nos ponemos en la tarea de mirar más allá de la era que inauguró el presbítero Remigio Antonio Cañarte y su séquito de cartagüeños “buscalavida”, estas tierras tienen más historia referenciada, que muchas otras zonas de la geografía nacional.

Fuera de la perdida saga de los Quimbayas, están las vidas y milagros de quienes fundaron y habitaron el Cartago de Jorge Robledo, a mitad del siglo XVI y por espacio de un poco más de ciento cincuenta años; un lapso cuyas fechas memorables, deberíamos incorporar a nuestro calendario de celebraciones cívicas.

Y digo esto porque, aunque los españoles abandonaron la villa y la manigua se tragó las calles, plazas, conventos y casas, ciertas relaciones de intercambio comercial y cultural mantuvieron viva la vinculación de Cartago con su primer asiento, alrededor del cual gravitaban labriegos que no abandonaron sus fundos a pesar de la mudanza.

Seguramente la presencia de esos asentamientos rústicos en las cercanías de las ruinas de “Cartagoviejo”, alentaron el mítico sueño de Francisco Pereira Martínez. “Si estos permanecieron aquí a pesar del trasteo de Cartago, otros también podrían hacerlo”, pensó seguramente el patricio durante sus desvelos de fugitivo.

Todo eso nos puede llevar a concluir que Cartago nunca se fue del todo y que lo oficializado el 30 de agosto de 1863, fue el inicio de otro tomo sobre la misma historia. Pereira Martínez le dio voz a un sueño que estaba en el imaginario de los comerciantes caucanos, una vía directa a Antioquia y más tierras incorporadas al incipiente aparato productivo de la joven nación.

Por esa razón pienso, que no debemos limitarnos a conmemorar el 30 de agosto. Incorporemos al Mariscal Robledo y sus obras al altar de nuestros notables y recuperemos para ejemplo e inspiración de las actuales y futuras generaciones, más de ciento cincuenta años de historia.

*”Bagatelas, periodismo para la memoria”, se emite en el boletín cultural de la Emisora Remigio Antonio Cañarte (97.7), los miércoles y viernes a las 5:00 de la tarde.

La Columna de Marulo

¿QUÉ SABE USTED DE CECILIA?

Por: Edison Marulanda Peña

El 2 de agosto de 1976 un accidente automovilístico, al regresar de una actuación en Galixia, segó la vida de Cecilia (Evangelina Sobredo). Se ratificaba, una vez más, aquel pensamiento trágico de los griegos: “ Los amados de los dioses mueren jóvenes ” .

Ella es una de las dos cantautoras españolas más importantes de los años 70, la otra es Mari Trini. Al cumplirse 30 años del suceso que truncó su carrera cuando apenas sumaba 28 años, es oportuno repasar algunos aspectos de su vida.

En sus discos vive la herencia del pop anglosajón, la libertad de respirar los sueños individuales y jamás ocultó que amaba la música de Rolling Stones, Bob Dylan y Joan Báez.

¿De donde surgió el nombre artístico de esta mujer que puso la voz en la llaga de la hipocresía de una sociedad reprimida por la dictadura de Franco? Fueron los responsables de CBS, el sello que la contrató, quienes la rebautizaron inspirándose en la canción “Cecilia” de Simon & Garfunkel, dos de sus artistas más exitosos.

Algo particular es que por ser hija de un diplomático gran parte de su educación se desarrolló fuera de España y en lengua inglesa. El viajar y vivir con su familia entre culturas tan disímiles como Inglaterra, Finlandia, Portugal, Jordania le permitió llenar su equipaje de experiencias y de canciones que conocía en inglés y luego traducía al árabe o el portugués. Aunque no se atrevía a mostrarlas a nadie por temor al rechazo.

Apenas a los 9 años esta madrileña aprendió el español. Sólo alcanzó a grabar tres LD y uno póstumo apareció en 1984 con letras inéditas que en su momento tuvieron problemas con la censura como “Soldaditos de plomo” y “Doña Estefaldina” . Ya desde el primer álbum titulado “Cecilia”, que incluye Dama, dama / de alta cuna, de baja cama,/ señora de su señor / amante de un vividor, se percibe que no es ajena a la línea que caracteriza a los cantautores de los 70, comprometidos con la demanda de libertades individuales y de un cambio a favor de la democracia en su país.

Cecilia va más allá del reclamo de la libertad política. Mientras las mujeres de la generación anterior a la suya morían sin haber estrenado las libertades de pensamiento y de opinión en una sociedad patriarcal y timorata, ella usaba ambas como materia prima de sus originales canciones.

Una prueba de su coherencia con esta postura libertaria, fue lo que sucedió con “Amor de medianoche” y su participación en el Festival de la OTI de 1975. La canción tenía la firma de Juan Carlos Calderón, toda una institución musical, y la designación de Cecilia llegó por un acuerdo entre el autor, TVE y el selló discográfico CBS. Al conocer la letra, Cecilia se negó a cantarla por la actitud de resignación femenina que había ideado Calderón. Le propuso al autor colaborar con él para reescribir el texto y hacerlo más acorde con su forma de pensar las relaciones de pareja. “Me has mirado como quien mira el mar / como un lujo que debes conservar, / yo no quiero ser tu sombra en un rincón / la muñeca que no tiene opinión.” Con estos versos empieza “ Amor de medianoche ” y con ella ocupó el 2º puesto en dicho festival.

¡30 años ya! Todavía suenan en las frecuencias de A.M. y F.M. La espuma del mar, / un grano de sal o de arena, / una hebra de pelo / una mano sin dueño / un instante de miedo, / una nota perdida, / una palabra vacía en un poema, /una luz de mañana, / así de pequeña soy yo, nada de nada.
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REPORTE BIBLIOGRÁFICO

Por LIBROFILO PAGINADOR*
Ácaro Especial
Historia en dibujitos
Hola, es un placer volver a comunicarme con los lectores de El Correo. No me había vuelto a reportar, porque estaba ocupado digiriendo una suculenta versión de la Enciclopedia Británica, en papel de 120 gramos, que llegó a los anaqueles de la sala de redacción, como un regalo del cielo.
Como si fuera el postre y con el nombre de la Academia Pereirana de Historia en el remite, han llegado a mi mesa los tres primeros números de la historieta llamada “Ciudad sin puertas”, que tiene el propósito de narrar los acontecimientos de la capital de Risaralda, desde antes de la llegada de los españoles hasta nuestros días. En términos creativos, es un importante esfuerzo que demuestra como los nuevos formatos se pueden poner al servicio de la divulgación histórica, tan importante en estos tiempos de confusión, con mucha calidad y profesionalismo local. Es también destacable el resultado, por ser el fruto de una unión entre la Alcaldía de Pereira, el Instituto de Cultura de Pereira, la Academia Pereirana de Historia, la Corporación Cine Club Borges y el colectivo creativo Leyenda. Esas sociedades son las que necesita la cultura. Felicitaciones. Esperamos los nuevos episodios de esta aventura llamada Pereira, una “ciudad sin puertas”.
* Llegó a esta redacción en un libro adquirido en la Librería “Roma”. Fue testigo y víctima del robo del texto en que trabajaba y con él recorrió muchas bibliotecas y supo de muchas manos, hasta llegar al estante de la calle 21 entre carreras 5ª y 6ª. Ahora vive en la biblioteca de El Correo.
Pedido de un hijo pereirano
En la inhóspita selva política donde se cruzan el bien y el mal como si fuera una batalla de fuego cruzado, la ética, el orden, la disciplina y la decencia se pierden por el provecho de cada particular.
Es triste que, cuando una ciudad como Pereira está en su apogeo y potencia de desarrollo, las gentes de nuestra tierra no se unan al unísono en un grito, aclamando el cese de la violencia que se vive en nuestros barrios, de las persecuciones y las presiones ejercidas a personas de bien.
Por este motivo, como hijo de esta tierra en donde mis padre me criaron, solo le pido; después de haber perdido a manos de la violencia a toda mi familia, padre, hermana y madre; recapacitar y volvernos pereiranos de verdad; es decir, personas de bien, dignos ejemplares de la fuerza arriera, que le dio pujanza a nuestras tierras, personas de palabra y orgullo por el trabajo y el desarrollo de nuestros negocios y nuestros trabajos, y agradeciendo el que por fin las riendas de nuestra ciudad hallan vuelto a las manos de las personas que son.
Les agradezco el haber leído y entendido mi correo electrónico y solo les pido el recordar siempre que esta es una tierra de hombres de valor...
Álvaro José Esquivel Delgado
AGRADEZCO EL REENVIO DE ESTE MATERIAL Y LA PRESENTACIÓN DE NUEVOS CORRESPONSALES. TAMBIEN ESPERO COMENTARIOS Y APORTES PARA ENRIQUECER ESTE CORREO Y ESTE DIÁLOGO.
alonsomolinacorrales@yahoo.com